Aprendí que los políticos mienten, que el Universo es infinito, y que nosotros somos diminutos, casi ni existimos.

26 septiembre, 2011

all she knows con dieciseis.

¿De qué sirve tener a una amiga a cientos de quilómetros? Puede que me lo preguntara cada día desde hace un año pero siempre encuentro la misma respuesta. No es algo material lo que te espera a esa distancia, es una amiga, una amistad, algo mucho más importante que el satélite que calló hace días en la Tierra. Digo esto porque después de un año, después de varias despedidas y muchos meses sin vernos, vivo con la seguridad de que eso solo se resume en dos palabras; tiempo y distancia, nada más. Dos palabras con significado propio que cuando podemos las dejamos de lado para disfrutar la una de la otra. Porque si me dieran a elegir a la persona con la que pasar una vez más las tres semanas más alucinantes de mis 16 años, la elegiría a ella. Y como ya le he dicho miles de veces lo de no poder estar juntas día tras día no es para nada negativo, al contrario, nos hace más fuertes y más maduras, valoramos más el poder estar unas horas juntas, las aprovechamos como si fueran las últimas. Que lo bonito de tenernos es la emoción con la que hablamos por teléfono, porque ese acento y esa habla gallega del interior no la cambio por nada, esos consejos y esa ternura con la que me trata nadie la puede superar. La gente debe conocer antes de poder decir todo esto, yo creo que la conozco pero también que me queda mucho por conocer. Disfrutó conmigo mis 15 y 16 años, a mi lado, y odio no poder pagarla con la misma moneda ya que me encantaría pero como he dicho, hay dos muros infranqueables, el tiempo y la distancia, pero no debe preocuparse, sé que cuando menos nos lo esperemos estaremos viéndonos de nuevo y lo celebraremos por todo lo alto.

Te quiero María y te deseo los 16 años más bonitos del mundo, gracias.

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