Aprendí que los políticos mienten, que el Universo es infinito, y que nosotros somos diminutos, casi ni existimos.

28 diciembre, 2011

El primer día de muchos

Iba con la mente en blanco, pensando en pasear, pasear y hablar, sí, las dos cosas al mismo tiempo, sin prisa pero sin pausa, llegar, darle dos besos y empezar. Empezar empezamos pero acabar... son cosas que no acaban nunca. Lo vi, tenía unas ganas inmensas de matarlo, sí, por razones varias pero en el fondo lo quería abrazar. No hice ni una cosa ni otra. Emprendimos camino, él hablaba, yo le contestaba hasta que paramos. Todo el mundo creo que va a dar al mismo sitio. ¿Quién no algún día sin saber a donde ir fue a parar a las mesas de Rodeira? nosotros ayer lo hicimos, muertos de frío, los dos, cercanos, agarrados. Hacía tanto tiempo que había pensado en ese momento que cuando estaba allí, en frente de él, era casi imposible creerlo, pero lo hice, él me ayudó a olvidar a la persona que siempre, en cualquier momento estaba en mi cabeza atormentándome, me agarró fuerte y con el mismo nerviosismo que sentía yo, me besó, firme, sensual, bonito, a los ojos de varios vía andantes. Allí sólo estábamos los dos, sólo eran sus manos, su boca y sus palabras las que me importaban.

Llego a mi casa, me saco la ropa. Todo me huele a su perfume. Pienso en irme a dormir y cuando estoy a punto de hacerlo, ¡pum!, la pregunta del millón: "¿De verdad esta tarde pofín ocurrió?". Pues sí señores/as, sigo sin creérmelo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario