Aprendí que los políticos mienten, que el Universo es infinito, y que nosotros somos diminutos, casi ni existimos.

17 noviembre, 2011

No hacer más que pensar.

Y recuerda todos los movimientos, las sensaciones, ese juego de luces, la penumbra entre las rocas… Esa mujer abandonada entre sus brazos, debajo de él, esa pasión que pasa por encima de todo, como si se tratara de un hambre repentina que no se puede controlar y que impide ver lo que hay fuera. Y, como si fuera víctima de un arrebato, se vuelve a ver allí, viviendo esa pasión que ahora le resulta nítida e intensa, de una belleza casi molesta. Escruta excitado en el vacío, en la oscuridad de la noche, y oye una vez más el eco remoto de aquellos suspiros, la respiración entrecortada del deseo y la espléndida hambre de amor. Lo invade una tristeza inesperada que lo transporta muy lejos.

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